Al campo se va ...

Ubrique-Gorito-Benamahoma-El Bosque

El pasado domingo iniciamos la ruta en Ubrique por la carretera A-373 al despuntar el día. Aprovechamos la temperatura primaveral de la mañana,  para disfrutar de una jornada espectacular de senderismo. 
 
 
 Sierra de la Silla y el Pico Adrión.
 
 
 
 El Salto del Pollo y el peñón del Berrueco.
 
Farallón de la sierra de Ubrique. 
 
 
El Salto del Cabrero y la sierra del Pinar desde el Puerto de la Caeta.
 
 
 
 Arroyo procedente del nacimiento del Hondón.
 
 
Sendero del Ojo del Moro y al fondo la sierra del Caíllo.
 
 
 
 
Una vez pasada la cancela anterior, encontramos a la izquierda este abrevadero para ganado. 
 
 
 Continuamos caminando por la pista. A la izquierda el castillo de Aznalmara y la sierra de Albarracín.
 
 
Llegamos al portillo cercano a la cabreriza, que dejamos cerrado como estaba.
 
 
Cabreriza de Gorito. 
 
 
Angarilla que encontramos abierta y así la dejamos tras pasarla. 
 
 
Pasadera de piedras en Ahogaburros.
 
 
 En la fuente de la Teja manaba agua.
 
 
 
  Imágenes capturadas en el bosque mediterráneo entre Gorito y los Llanos del Campo.
 
 
 
 
El clima mediterráneo (presente en nuestro Parque Natural) se caracteriza por tener inviernos de temperaturas suaves, primaveras y otoños de abundantes lluvias y veranos de fuertes sequías y altas temperaturas. Estas condiciones hacen que la vegetación que nos rodea se adapte con una variada muestra de mecanismos para evitar la pérdida de agua. El endurecimiento de las hojas, la presencia de aromas, el aspecto blanquecino y el porte almohadillado de la mayoría de nuestra vegetación son las principales respuestas de la vegetación mediterránea a las condiciones de este clima.
 
 
Las encinas o los algarrobos poseen hojas con una gruesa piel, que le sirve de aislante. A este tipo de hojas se les llama escleróticas.
Otras tienen en sus hojas pelillos y escamas que protegen la zona donde se encuentran los poros por donde respiran. Su función es la de atrapar una fina capa de aire y llenarla de humedad, de manera que al respirar no pase vapor de agua al exterior.
Las llamadas aromáticas tienen sustancias aceitosas o cerosas que retienen el vapor de agua y no deja que se escape al exterior. Estos aceites y ceras le dan el característico olor al monte mediterráneo. Muchas de ellas utilizadas en cosmética, como medicinales o en la cocina.
Las aulagas o las esparragueras reducen el tamaño de las hojas, que a veces queda reducido a simples espinas.
También son adaptaciones a este clima la forma redondeada y la espesura del ramaje, como el lentisco. Algunos árboles tienen raíces muy largas para poder acceder al nivel donde haya humedad, en algunos casos llegan a 10 m.
 
 
 
 
 
 
 
 
 Orégano (origanum vulgare)
 
 
 

 
 
 
 
 
Al salir de los Llanos del Campo cruzamos la carretera A-372 y seguimos el sendero.
 
 
Las nubes procedentes de la Bahía de Cádiz llegan hasta aquí y al chocar con la sierra del Pinar, se elevan y precipitan. Este fenómeno se denomina lluvia orográfica. Cuando la lluvia cae sobre estas sierras, de naturaleza caliza, penetra por poros, fisuras y cavidades hasta encontrarse con una roca impermeable. La parte de la roca empapada en agua se denomina acuífero y la parte superior o techo del mismo es conocida como nivel freático.
Si el agua se sigue infiltrando, el nivel freático llegará a la superficie y rebosará hacia el exterior,  originando fuentes o manantiales. Como es el caso del nacimiento del Descansadero que da nombre al arroyo que origina, al sendero y a esta fuente donde nos encontramos.
Se construye esta fuente por el ICONA a principios del siglo XX. Aquí paraba el ganado de Benamahoma, que lo utilizaban como abrevadero en su camino hacia la población de Grazalema. Gracias a la proximidad del arroyo observamos juncos, adelfas, sauces y otras especies típicas de los márgenes de los ríos.

 
 Fuente del Descansadero.
 
 
Salto de agua en un molino de harina, denominado por un lugareño que encontramos allí "molinillo". Está ubicado entre la fuente del Descansadero y Benamahoma, muy próximo a la carretera A-372.

 
 La historia de los molinos es casi tan antigua como la del hombre.
Las primeras referencias de la sustitución de la fuerza humana o animal por la fuerza hidráulica la encontramos escrita por Antipates de Salónica, que en el año 84 a.C. ya nos habla de un molino de agua de rueda horizontal. Vitrubio, en el año 25 a.C., descubre la existencia de la rueda vertical movida por agua y aplicada a la molturación del grano (aceña).
Desde comienzos del siglo VIII hasta finales del siglo XV la sierra de Cádiz estuvo sometida al poderío musulmán.
Es indudable, en toda Andalucía, la relación de los molinos y la denominación árabe; por lo que suponemos, que también en nuestra comarca éste sería el origen de la gran cantidad de molinos que sembraban las orillas de ríos y arroyos.
Desde las primeras décadas del siglo XX hasta los años 60 muchas personas acudían al molino a realizar la molienda; tanto desde cortijos y ranchos cercanos como de los pueblos próximos.
El molino se convertía en un lugar de encuentro. Mientras éste realizaba su trabajo, la gente intercambiaba noticias y mataba el tiempo con chascarrillos, bromas, cuentos, canciones y leyendas.
 
 
 Esquema explicativo del funcionamiento de un molino de agua.
 
 
 
 
 
 
 
 El sendero que nos conduce desde Benamahoma a El Bosque, sigue el curso del río río Majaceite. Su recorrido es cómodo y agradable, ya que discurre por el interior del bosque de galería que crece junto a este río. A lo largo del mismo observaremos signos de la estrecha relación que desde siempre han mantenido el ser humano y el agua, como molinos y batanes.
 
 
El batán o pisón (ingenioso sistema hidráulico) es una máquina. Estaba compuesto de gruesos mazos de madera, movidos por un eje para golpear, desangrar y dar cuerpo a los paños y tejidos. Esto era necesario cuando debían tener una mayor resistencia o una consistencia más gruesa por el uso al que iban a ser destinados, como se requería en las famosas mantas de Grazalema. El movimiento se producía gracias a la energía generada por el río Majaceite. Otros ingenios hidráulicos en este mismo sendero son diversos molinos harineros, así como la antigua hidroeléctrica o Fábrica de Luz.
El uso de este sistema suponía un elemento importante en la modesta economía rural, ya que permitía la obtención rápida de paños para la confección de prendas de abrigo sin tener que depender del exterior. En la sierra de Grazalema supuso contar con una industria textil importante durante el siglo XIX, que llegó incluso a competir con la industria de paños catalana.
 
 
Imagen de batán conservado en Aniezo (Cantabria).
 
En el batán o pisón distinguimos tres partes. La primera es el sistema hidráulico, formado por un canal que conducía el agua desde el cercano río hasta una rueda de 2 m de diámetro aproximadamente. Ésta tenía adosadas a su borde exterior una serie de palas que le daban aspecto de rueda dentada. El agua al caer sobre las palas hacía que ésta girase. Acoplado al centro de la rueda existía un eje de madera denominado árbol que giraba al mismo tiempo que la rueda y mediante unas levas accionaba los dos mazos del batán de forma alterna.
La segunda es el armazón o potro, formado por una estructura de cuatro postes de madera anclada  firmemente al suelo, de la cual penden los mazos o porros cuyo peso oscila entre 70 o 90 kg.
La tercera es la imia o cuba. En ella se introducían los paños doblados. La cuba disponía de una conducción de agua asociada que permitía remojar la tela mediante todo el proceso de golpeteo. Este duraba entre 24 y 30 horas, deteniéndose el batán unas 3 veces durante el proceso a fin de cambiar los paños de posición y obtener un acabado uniforme. Finalizado el abatanado o enfurtido, se golpeaban los paños con una pala de madera sobre una losa a fin de quitarles las arrugas. Más tarde se dejaban secar y eran cardados con el fin de sacarles el pelo.
 
 
 
Muela utilizada antaño para realizar la molienda. Encontrada en las ruinas de un molino harinero.
 
 
 
 
 
 
 
 
Por encima del terreno pedregoso se encuentran los restos de un canal, que conducían el agua del río hasta la antigua hidroeléctrica o Fábrica de la Luz.

 
 
En la Fábrica de la Luz existen dos alternativas para llegar a El Bosque: la primera nos lleva a esa población siguiendo el sendero siempre junto al río, mientras que la segunda lo hace por un camino que pasa junto al Jardín Botánico "El Castillejo". 
 

 
La Eléctrica de la Sierra cesó su actividad en el año 1963. Esta antigua hidroeléctrica empleaba la fuerza motriz del río Majaceite para la producción de energía eléctrica. Para este fin el agua era captada río arriba en un pequeño embalse. El agua era canalizada por la falda de la sierra del Labradillo hasta la Fábrica de la Luz.
 
 
 
 Finalmente bajaba en vertical por este tubo, siendo utilizada su fuerza para mover la maquinaria que generaba la electricidad. 
 
 
Fueron las primeras centrales eléctricas que se construyeron.
Una central hidroeléctrica es aquella en la que la energía potencial del agua almacenada en un embalse se transforma en la energía cinética necesaria para mover el rotor de un generador, y posteriormente transformarse en energía eléctrica.
Por ese motivo, se llaman también centrales hidraúlicas.
Las centrales hidroeléctricas se construyen en los cauces de los ríos, creando un embalse para retener el agua. Para ello se construye un muro grueso de piedra, hormigón u otros materiales, apoyado generalmente en alguna montaña.
La masa de agua embalsada se conduce a través de una tubería hacia los álabes de una turbina que suele estar a pie de presa, la cual está conectada al generador. Así, el agua transforma su energía potencial en energía cinética, que hace mover los álabes de la turbina.
 
 
 Interior de la Fábrica de la Luz.
 
 
 La trucha común (salmo trutta) es una especie autóctona de la Península. Es un pez de aguas muy oxigenadas y frías. Excelente nadadora y saltadora, al igual que "su primo" el salmón, son capaces de salvar obstáculos de considerable altura. Su piel está salpicada de manchitas redondas, rojas y negras y sus mandíbulas están provistas de números dientecillos sobre todo la inferior, no superan los 60 cm de talla media y los 8 kg de peso. Se alimentan dependiendo de la época del año de invertebrados tales como lombrices, insectos y crustáceos.
La presencia de esta especie en las aguas es indicio de aguas limpias y sin contaminación. Por tanto, el río Majaceite, puede presumir de esta importante calidad. La cuenca nutre dos piscifactorías, una de ellas en Benamahoma y otra en El Bosque. Ambas crían la especie de truchas arco iris o blanca con su "variedad" asalmonada, que deben su nombre al color de su carne. la proliferación en el medio natural de truchas alóctonas como la arco iris puede ir en detrimento de las poblaciones de nuestra especie, poniendo en grave peligro su supervivencia.
 
 
Panorámica de la piscifactoría de El Bosque.

Ubicacion